viernes, 30 de abril de 2010

IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN INICIAL

Durante mucho tiempo se concibió la estimulación del desarrollo infantil fundamentalmente a partir de los cuatro años y en algunos países, solo a partir de esa edad es que se organizan sistemas de influencias educativas dirigidos a alcanzar determinados logros en los niños y niñas. Sin embargo, los avances en el campo biológico, psicológico y neurológico, han demostrado que los primeros años de la vida son fundamentales para el desarrollo humano, y que empezar a los cuatro años es muy tarde (MASARU, 1997). Esto fue un proceso lento de múltiples resultados científicos, que fueron arrojando luz sobre las enormes potencialidades en estos primeros años y, sobre la necesidad de estimular el desarrollo desde los momentos iniciales de la vida, cuando aun las estructuras biofisiológicas y psíquicas están menos conformadas y a mediados de la etapa posterior.

La necesidad de proporcionar una estimulación propicia en el momento oportuno, conduce inexorablemente a la consideración de promover esta estimulación desde los momentos más tempranos de la vida, surge así el concepto de estimulación temprana del desarrollo. Si bien el énfasis está dado en los primeros tres años, una atención educativa de calidad tiene que realizarse en los seis años de vida, ya que estos tienen consecuencias importantes para el desarrollo humano. Algunos teóricos que estudian el desarrollo infantil como Piaget, Wallon, Freud, entre otros, han demostrado la importancia de la estimulación en estas edades la que debe poseer un carácter no sólo cognitivo sino educativo y formativo.

La atención durante la primera infancia, en particular de niños y niñas provenientes de familias en situación de marginalidad, tienen un enorme potencial para compensar las carencias de los propios hogares y contribuir sustantivamente a romper el círculo vicioso de la pobreza. Para romper este círculo, es esencial no sólo asegurar que sobrevivan, sino mejorar las oportunidades de los niños y de las niñas para desarrollarse de manera sana e integral. Esto se logra por medio de programas para mejorar los ambientes familiares y comunitarios, así como brindarles acceso a servicios de atención directa y de buena calidad.

Además de la importancia de la educación en el logro del desarrollo infantil, ésta tiene también repercusión en el orden político y económico. La calidad de la educación ha dejado de ser solamente un problema pedagógico para constituirse en un problema económico y social si tenemos en cuenta la necesaria formación con los más altos niveles posibles, de la futura generación de profesionales que tendrán en sus manos el desarrollo del país y no hay duda del papel que tiene la educación temprana en la formación de dichos profesionales. Los logros alcanzados en estas edades contribuyen a la sustancial disminución de la deserción escolar con sus serias implicaciones en la inversión económica educacional, en el desarrollo personal de los niños y en la vida familiar.